Este producto ecológico es poco conocido por parte de los industriales de la construcción aunque su aplicación tiene un bajo coste (en proporción a otros tratamientos constructivos), una larga duración y, sobretodo, causa un mínimo de molestias al usuario. Se aplica como de una forma parecida a la «pintura» por lo cual es una técnica no invasiva a diferencia de las empleadas en la construcción tradicional y no genera residuos de la construcción (excepto los mínimos que puedan provenir del saneado previo imprescindible previo a aplicar el corcho para proyectar).